Lindos Nacimientos Navideños Peruanos. Los nacimientos son parte de las tradiciones navideñas en todo el Perú. Se remonta al año de su fundación en 1535, cuyas festividades comenzaban el 7 de Diciembre, con un homenaje a la Purísima concepción. El 24 por la noche terminaba la novena en los hogares y se descubría el Nacimiento. Se invitaba a todas las relaciones familiares, iniciándose la ceremonia con oraciones y actos de contrición, y terminando al son del arpa o del clavesino, según el nivel social y económico de los dueños de casa, y con los bailes, desde los más recatados y finos hasta aquellos de los cuales se decía “no eran como para estrados serios”.
La costumbre de los Nacimientos en Lima se remonta a las primeras Navidades. Las figuras, hechas por diestros artesanos de Huancayo, Huamanga o Cusco, tomaron rasgos netamente nacionales. Para confeccionarlas, se usaba madera, piedra de Huamanga y hasta trapos. El ingenio de los limeños rebasó por varios cuerpos o, mejor dicho, imágenes, al pesebre que veneró San Francisco de Asís en la Iglesia de Santa María, en el siglo XII, y que dio origen a las costumbres de los nacimientos.
El pesebre original sólo representaba a la Santa Familia y a los animales acompañantes, pero la variante limeña tenía además la Anunciación, los pastores, dos grupos de Reyes Magos con séquito de llamas de oro y plata, representaciones de paisajes bíblicos, como la huida a Egipto, el sacrificio de Abraham, la disputa en el templo y el arca de Noé, así como una serie de personajes típicos: la jazminera, la vendedora de tamales, el panadero, el vendedor de helados, la planchadora de los pañales del niño… y muchos, muchos más.
La celebración de Navidad terminaba el 6 de enero, con la acostumbrada bajada de los Reyes Magos, en caballos, elefantes o camellos, para colocarlos frente al nacimiento de las casas. Los hogares que lucían los mejores nacimientos abrían sus puertas para que la gente los admirara. Los invitados bebían chicha de jora o morada, los saludables “orines del niño”.
